viernes, 2 de octubre de 2015

Psicosis. Una pe, una ese, una i, una ce, una o, una ese, una i, una ese. Psicosis. Que palabra tan corta. Que palabra tan ajena. Ajena como las personas que a veces lloran en el metro. Como el bebé que nace ahora y también como el que muere. Psicosis. Como quien huye de su hogar en guerra y no se le recibe como lo que es:un héroe. Psicosis. Psicosis para quienes han sido víctimas de abusos, de padres hijos de puta, de amantes mortales en vez de pasionales. Psicosis. La psicosis del suicida tan poco comprendida e incluso odiada. Como el médico que pretende curar sin mirar a los ojos de su enfermo, enfermo por falta de amor. Ajeno. Como las miles de palomas de Plaza Cataluña. Ajeno. Como la inspiración que despierta una chica leyendo en el metro un libro de 1200 páginas en hora punta. Punta como los pelos de aquellos que no lloran pero sienten. Escribo. Escribo a lo ajeno, a los puntos, a las comas, a los silencios. Pero sobretodo escribo al miedo, le oigo, le escucho, le bailo, le amo, le aplaudo y finalmente le invito a irse y como le he cuidado marcha sin más. Psicosis. Ajeno. Escribo luego siento.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario