lunes, 29 de febrero de 2016

Antonio Machado escribió un vez "caminante, no hay camino, se hace camino al andar."
Hasta hace un tiempo yo no era caminante, no practicaba el senderismo de la vida. Ahora sí, ahora ando e incluso corro. Hace unos años tenía un montón de amigos, la mayoría ahora ya son caminantes, otros todavía no. 
Tenía amigos marineros, abogados, médicos, jugadores de básket, de fútbol. Tenía amigos científicos, banqueros. Algunos incluso ricos. Tenía amigos cantantes, actores. Tenía amigos matemáticos, profesores, nadadores. Tenía amigos valientes, desvergonzados, la mayoría con ambos padres, a algunos ya les faltaba uno de los dos. Tenía amigos con sueños, con objetivos alcanzables para quien no deja de soñar. Tenía amigos que eran magia. Eran ese tipo de magia de la que no te puedes desprender, esa magia que recuerdas al escuchar una canción o ver una foto o cuando al cerrar los ojos ves la primera vez que vinieron a casa o que te rompiste al llorar de la risa o de la tristeza. Porque son aquellos amigos de lloro de tristeza los que son magia. 
Ahora algunos son huérfanos o medio huérfanos y eso denota el paso del tiempo. 
Soy caminante, no soy la o el caminante. Sencillamente caminante. Nunca te despides de un amigo. Solamente pasas al senderismo de la vida, a tu paso, a tu ritmo, a tu estilo, con tus musas particulares, con tus obsesiones, con tus objetivos, con tus sueños,con tus frustraciones. Tus amigos hacen lo mismo encuentran su camino, estudiando, trabajando, comiendo, viviendo. "La vida es eso, jugarse el resto al final todo se acaba y te quedas con lo puesto". Y cito uno de mis raps favoritos porque es gracias a mis amigos que conocí esta poesía que de tantas noches en vela me a salvado. Porque soy de dormir de mañana y de pensar de noche. Soy de almuerzo y no de desayuno. Soy de merienda y no de cena. Soy de mente complicada y no de mente simple. Porque soy bohemia y no ordenada. Porque soy artísticamente organizada. Porque soy enamoradiza y no dura. 
Caminante no hay camino, se hace camino al andar. Y aquí, suelto un “joder, que sabio era Machado” porque me lo enseñaron mis amigos, los auténticos, los de verdad, los ambiciosos, los niños. 
Soy caminante, y no me hace falta tatuármelo para acordarme. Soy conductora, bachiller, universitaria, hija, novia, amiga, artista, simpática, ambiciosa, arrogante, cariñosa, naturópata, egoísta, nieta, estrafalaria, atractiva, espabilada, trabajadora, tenaz o cabezota, cabrona. Ah, y no me gusta cocinar. Pero a pesar de todo, soy caminante y no de un camino cualquiera lo soy del sendero de mi vida. El sendero de mis decisiones, mis te quieros, mis cagadas, mis aciertos, mis suspensos, mis aprobados, mis suposiciones, mis imaginaciones, mis miradas, mis atracciones. 
Soy caminante gracias a mis amigos, de los que nunca me he despedido